Una madre no solo es aquel ser vivo de sexo femenino que se encarga de dar vida, que se encarga de llevar a una persona en su vientre por nueve meses; ser mamá es estar dispuesta a brindar un amor puro, eterno e incondicional.
No es fácil encontrar un diccionario en el que exista el significado preciso de esta corta pero gran palabra, pero sí es posible encontrar versiones de hijos que describan perfectamente a sus madres, dando a conocer más de ellas. En este caso yo hablaré de la mía.
Mi mamá se llama Iris Alvarez Legario, es psicóloga, cristiana y una maravillosa ama de casa. Durante todos estos años se ha dedicado por completo a mi crianza y a la de mis hermanos. Siempre ha puesto como prioridad el bienestar de la familia. La educación y los valores que me ha enseñado son el tesoro más valioso que me ha podido dar.
Es alegre, paciente, comprensiva, cariñosa, amable y bondadosa; todo lo que cualquier hijo desearía encontrar en una madre. Forma todo con amor, las acciones que hace las realiza sin esperar nada de nadie.
A veces cuando me encuentro en problemas o siento que algo en mi vida va mal, no dudo en acudir a ella. Como psicóloga te da los mejores consejos del mundo y como madre le da un toque de amor y comprensión, deseando siempre lo bueno para mí. Pasé varios años de mi vida tratando de encontrar una persona que me brinde su amistad y confianza con toda sinceridad, por fin, hace unos meses me di cuenta que la tenía tan cerca y que jamás me iba a fallar, esa persona es mi mamá y la mejor amiga que pude encontrar. Así cometa errores una y otra vez, ella jamás me dejará de amar ni me abandonará, al contrario, me apoyará para ser mejor persona y me criticará constructivamente. Si hay algo en mí que pueda generar envidia es que tengo a mi lado al ser más maravilloso.
Su presencia es muy importante, no hay un solo minuto en que no dejo de extrañarla y pensarla. Cuando estoy fuera, espero con ansias llegar a casa y tenerla ahí para abrazarla y besarla. Con el solo hecho de verla, mi alma siente una gran paz y tranquilidad. Es un sentimiento muy especial.
Como esposa es atenta, amorosa, fiel y abnegada. Siempre está pendiente que todo marche bien en su matrimonio. Evitando problemas y discusiones no solo pensando en ella o en mi papá, sino en mis hermanos y en mí para que tengamos un buen clima familiar y nada nos haga sentir mal dentro de casa. Estoy segura que muchas veces prefiere callar o dejar pasar pequeños incidentes, para no generar el mínimo daño.
Muchos parientes la llaman Iris Tereza de Calcuta y es que se pasa de buena gente. Siempre solidaria, tratando de ayudar a los demás con lo que pueda o tenga. Hay veces en que deja de poseer algo para dárselo a alguien que necesite. Dispuesta a hacer cualquier tipo de favor cuando sabe que la causa o consecuencia es buena y va a favorecer a alguien.
Podría escribir un libro entero plasmando todos los sentimientos que genera en mí esta bella mujer. A veces dudo cuando la gente dice que “nadie en esta vida es perfecto o perfecta”, porque verdaderamente yo no encuentro ningún defecto en ella. A pesar de los problemas que la vida le presenta, nunca cae siempre sigue para delante. Su principal fortaleza es Dios, ella ha demostrado que con él en nuestras vidas todo es mejor.
Verdaderamente siento pena al finalizar este texto, porque sé que existen miles de cosas más por hablar de mi querida madre, solo agradezco a mis abuelos por haberme dado una persona así, para que de alguna forma sea guía de mi vida. Y no me extraña que sea su hija, porque ellos son igual que ella, unas lindas personas.
El inmenso amor que siento por esta mujer nada ni nadie lo borrará. Gracias a Dios tengo la oportunidad de tenerla a mi lado. Es un ángel.
B.R